Se entiende como música popular contemporánea a las expresiones musicales que imperan en la sociedad actual. Éste tipo de música desempeña un papel fundamental en todas las sociedades, existiendo una gran cantidad de estilos, característicos de diferentes regiones geográficas y de distintas épocas históricas.
La música popular como la conocemos surge a mediados del siglo XIX en Europa, con la aparición del fonógrafo que permitía a las personas escuchar la música de sus artistas favoritos sin la necesidad de asistir a un concierto. Ésta se expandió muchísimo más en los años veinte con la difusión masiva de inventos como la radio y posteriormente la televisión. Con la revolución industrial, los fabricantes de instrumentos musicales comenzaron a producir en serie y a abaratar costos, pudiéndolos vender a precios mucho más razonables a la clase media. Fue así que comenzó a masificarse el medio musical en todas sus ramas como nunca antes lo había hecho a lo largo de su historia. En los años cincuenta, la música popular alcanzó el nivel de popularidad que tiene hoy en día, con la aparición del Rock & Roll y la difusión masiva de la música en bares, restaurantes, clubs, etc. De la misma manera el género comenzó a desarrollarse rápidamente dándole paso a subgéneros maravillosos.
La música popular contemporánea tiene que teorizarse para que esto ayude a desarrollar la concepción artística social y cultural a la que pertenece. Si nos referimos específicamente a la música popular contemporánea, esta ha estado marginada de la musicología tradicional evitando identificar a profundidad el papel histórico que juega construyendo y destruyendo distintas identidades sociales alrededor del mundo. El filólogo catalán Joan-Elies Adell en su ensayo La música popular contemporánea y la construcción de sentido: Más allá de la sociología y la musicología advierte este abandono, contrario de la música clásica o culta que tiene su espacio reservado para su estudio y análisis: el conservatorio; y sus especialistas: los musicólogos; y da varias razones, dentro de las que sobresale la creencia de que ésta está vinculada con una falta de “estatuto” y de “prestigio”.
Según los puristas la idea de estudiar y teorizar la música popular se encuentra lejos de alcanzar la seriedad y la rigurosidad que toda actividad académica debe de tener. La música popular contemporánea merece un estudio serio y diferente al de la música culta, teniendo en cuenta en gran medida que se trata de una práctica social, que genera reacciones en la sociedad y que colabora con la elaboración corrientes sociales de gran importancia. Esa es la madera en la que tienen que basarse muchos músicos y empresarios que se dedican de lleno al medio, a medir el vaivén del medio musical, artística y empresarialmente; saber que el reflejo social que se manifiesta dentro de la música popular es y debe de ser determinante para crear obras y estrategias empresariales que tengan legitimidad en ambas partes.
La música popular ha cambiado mucho varias concepciones dentro del medio. Por ejemplo en épocas pasadas la música se concebía de una forma activa, es decir que era necesario que el oyente tuviera una participación de escucha bastante desarrollada; ahora esta se escucha pasivamente, con una sensación de que tiene que ser parte de la atmósfera cotidiana solo porque es parte de la cultura popular. Se escucha música en diferentes ambientes y a menudo de manera involuntaria, fuera de los foros de conciertos. Esto ha contribuido a una saturación del oído del oyente según nos dice Umberto Eco: “la música se ha transformado de objeto de “escucha” consciente a mero fondo sonoro que se “oye” al margen de otras actividades, pasando a formar parte de lo cotidiano. Por otra parte, el disco, la radio, el iPod, etc, proveen al hombre actual de una especie de fondo musical en el que se mueve a lo largo de todo el día.”
En nuestro tiempo una categoría común es la del fanático de la fidelidad, que no toca ningún instrumento, ni conoce de teoría musical, pero conoce ampliamente los secretos de la reproducción electroacústica del sonido y su manipulación. Éstos son parte del medio contemporáneo musical y aunque no tengan el peso ortodoxo del artista per se, son indispensables en el correcto funcionamiento de una producción musical cualquier que esta sea. El perfeccionamiento de las técnicas de producción es seguido actualmente de su explotación comercial, por ende el consumo de música grabada se ha convertido a lo largo del siglo pasado en un negocio de enormes proporciones.
Un fenómeno interesante que se ha desarrollado en los últimos años es que la música popular, a diferencia de la música culta, producto de una minoría, ha visto crecer año con año el volumen de difusión. El mercado discográfico a lo largo de los años ha adquirido un papel fundamental en la determinación del gusto musical colectivo, por lo tanto tiene una responsabilidad muy fuerte frente a la sociedad, y tiene que funcionar como interlocutor artístico reflejando los recovecos sociales y no interesándose exclusivamente en el posible valor comercial de la obra. Esto en la actualidad suena utópico e inalcanzable, pero la mayoría de los que nos dedicamos a la música o alguna disciplina artística en general tenemos esa concepción incrustada.
La música popular de consumo masivo generalmente es un producto industrial que no persigue intenciones artísticas, sino la de cumplir los requisitos que demanda el mercado y eso lo hemos visto acrecentarse en los últimos años tremendamente. El drama social que esto genera es importante mencionarlo para ver en la crisis de identidad cultural por la que pasa gran parte de los jóvenes y adultos en Nicaragua y gran parte de América Latina. Escuchar exclusivamente música de Wisin & Yandel porque es cool y te genera cierta “posición” dentro de un entorno frívolo habla del enorme abismo de cultura en que está la juventud. La anti cultura pues. Por una parte la creación de música ligera, establece modelos de comportamiento que posteriormente se imponen en la sociedad que las da por hecho, sin que esta se dé cuenta que los modelos de comportamiento son impuestos con fines netamente comerciales. Y por otro lado vemos que estos modelos son adoptados fácilmente por la falta de modelos penetrantes en la sociedad debido a una carencia de valores sociales generalizada.
Esto ha contribuido a la aparición de movimientos sociales en los estratos juveniles. Umberto Eco nos señala ampliamente que la creciente presencia juvenil en la música, desde un punto de vista general, es un dato relativamente nuevo en el consumo musical actual si se toma en cuenta que los medios de difusión musical tradicional (radio, televisión e Internet), se enfocan casi en su exclusividad en estos nichos. Esta presencia ha dado forma al medio musical en los últimos años, y las prácticas empresariales y comerciales de enorme influencia en la cultura popular se han volcado hacia ellos. Se puede decir que la industria de la cultura se ha transformado en una experta en psicología juvenil de masas apropiándose de géneros como el pop para ampliar exclusivamente su espectro monetario sin ningún valor cultural.
Fuente. Nuevo Diario
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