Sean de su gusto o no, los concursos de música han demostrado ser un paso obligado en el viaje de un joven músico hacia su carrera como solista. Comentamos a continuación diez solistas enormemente exitosos cuyas carreras despegaron gracias a concursos.
10. Martha Argerich
Actualmente la pianista argentina es conocida por todo el mundo por sus poderosas y también sensibles interpretaciones de Rachmaninov, Ravel y Prokofiev. Pero al comienzo de su ahora 65 años de carrera, los concursos demostraron ser esenciales en proveer a Argerich de la exposición que necesitaba. Comenzó el piano a los 3 años, a los 16 ganó, en el espacio de 3 semanas, el Concurso Internacional de Música de Ginebra y el Concurso Internacional de Piano Ferruccio Busoni, y fue a partir de ahí cuando comenzó a hacerse un nombre. Gracias al segundo concurso conoció al pianista Arturo Benedetti Michelangeli, el cual le dio clases de piano durante los siguientes años. Al primer premio en el Concurso Internacional de Piano Chopin en Varsovia en 1965 siguió un concierto en el Great Performers del Lincoln Center, para entonces ya estaba construyendo su reputación como una de las mejores pianistas del mundo.
9. Bryn Terfel
Conocido en la actualidad por sus roles wagnerianos, los inicios de Terfel en el mundo de la ópera fueron peculiares, nacido en el seno de una familia de granjeros en un entorno rural del norte de Gales y con el galés como primera lengua. En cualquier caso, desarrolló una pasión por el canto y estudió en el Guildhall School of Music and Drama de Londres. No fue hasta 1989 cuando gracias al acceso al concurso BBC Singer of the World, que el bajo-barítono comenzó a figurar en el mapa. Aunque no ganó el primer premio -fue Dmitri Hvorostovsky el que se alzó con el galardón, y que por su parte ha visto enormes éxitos en sus roles en las óperas de Verdi- Terfel sí ganó el Premio de Lieder. Al año siguiente, Terfel debutó como Guglielmo en la Ópera Nacional de Gales en Così fan tutte, e hizo el rol protagonista en Las bodas de Fígaro el mismo año. Apariciones internacionales en Bruselas y Santa Fe, en 1991, seguidas de un Fígaro en la English National Opera, han sido el pie para que desde entonces haya estado muy presente en los escenarios operísticos. Ha recibido premios Grammy, Gramophone e incluso un CBE en 2003.
8. Mischa Maisky
La participación en el Concurso Internacional Tchaikovsky en 1996 del israelí nacido en Letonia Mischa Maisky, a la edad de 18 años, fue bastante fortuita – aunque no lo pareció en el momento. Se situó en el puesto 6 del concurso y fue entonces cuando conoció al famoso chelista soviético Mstislav Rostropovich que se convirtió en su mentor (de hecho, ayudó económicamente a la familia Maisky cuando murió el padre). No deja de ser interesante que, al parecer, Rostropovich presionó para situar a Maisky en un puesto más bajo. No es que no creyera que lo merecía, sino que quería que Maisky compitiera por el primer premio al año siguiente, cosa que no podría hacer si se situaba entre los ocho primeros. Ni siquiera 18 meses en un campo de trabajo y dos meses en un hospital psiquiátrico frenaron a Maisky para continuar con su carrera. Ganó el Concurso Internacional Gaspar Cassado en Florencia en 1973 y debutó en el Carnegie Hall el mismo año. Allí, un miembro del público le ofreció el chelo Montagnana del s. XVIII que Maisky utiliza en los tours internacionales hasta hoy día.
7. Mitsuko Uchida
Aclamada en todo el mundo por sus interpretaciones de Schubert, Mozart y Beethoven, así como por obras de la Segunda Escuela de Viena, Mitshko Uchida es reconocida como una de las pianistas más distinguidas de todo el mundo. Nació en Atami, Japón, y se mudó a Austria con 12 años. El cambio resultó ser un giro completo a su vida. En Viena estudió en la famosa Academy of Music y ofreció su primer recital en el Musikverein a los 14 años. Ni siquiera cuando sus padres se mudaron a Japón unos años después se alejó de sus estudios de piano. Los concursos fueron esenciales en las primeras etapas de su carrera: ganó el Concurso Internacional de Piano Ludwig van Beethoven en 1969 y quedó segunda en el Concurso de Piano de Leeds el siguiente año. Esos compromisos pusieron su nombre en el mapa y como consecuencia se mudó a Londres, donde vive desde entonces. Más recientemente, su contribución a la música ha sido reconocida al ser nombrada dama comendadora de la Orden del Imperio Británico en 2009.
6. Gautier Capuçon
Conocido por su intenso virtuosismo, Gautier Capuçon es el responsable de llevar un toque de auténtica estrella al chelo. Con un montón de discos en Erato (Warner Classics) y algunos premios ECHO Klassik en su nombre, así como conciertos junto a directores de primer orden como Semyon Bychkov y Charles Dutoit, ostenta la carrera con la que muchos jóvenes músicos sueñan. Pero todo el mundo tiene que empezar en algún punto. Capuçon comenzó con el chelo a los cuatro años y continuó en el Conservatorio de París. Durante su último año allí, ganó el Concurso Internacional de Chelo André Mavarra y el Concurso y Festival Internacional Adam. Tras graduarse en 2000, pasó a estudiar con el famoso chelista Heinrich Shiff en la Universidad de Música y Arte Dramático de Viena (MDW) y en 2001 le fue otorgado el premio “Nuevo Talento del Año” en los premios otorgados por el Ministerio de Cultura, Victoires de la Musique.
5. Maxim Vengerov
El término “prodigio musical” está desgastado de tanto usarlo, pero se puede aplicar en el caso del israelí nacido en Rusia Maxim Vengerov. Aunque sus padres eran músicos, quién sabe si esperaban que su hijo grabara discos y fuera de gira internacional a los diez años. Ese año también ganó el Concurso Internacional Karol Lipiński y el Concurso Henryk Wieniawski de jóvenes violinistas, y a los 15 ganó el Concurso Carl Flesch. Rostropovich y Daniel Barenboim fueron de los primeros en respaldar su trabajo, y desde entonces ha desarrollado una carrera brillante con grabaciones en EMI y Melodia, y ha recibido varios premios Grammy y Gramophone de artista del año. Consciente, quizá, del papel que los concursos han tenido en el desarrollo de su carrera, Vengerov es presidente del jurado del Concurso Internacional de Violín Henryk Wieniawski en Poznan, para el cual aporta un premio en metálico y ofrece 12 clases individuales a un participante seleccionado.
4. Joshua Bell
Habiendo tomado parte en la grabación de bandas sonoras de compositores como Hans Zimmer y con alrededor de 40 grabaciones en el mercado, la posición de Joshua Bell como uno de los violinistas más renombrados del mundo es irrefutable. Su primera experiencia en un concurso no fue exactamente esperanzadora, pero resultó ser una buena enseñanza. A los 12 participó en el Concurso Internacional de Cuerda Stulberg y falló estrepitosamente nada comenzar a tocar. En lugar de seguir, paró de tocar y preguntó si podía comenzar de nuevo. Relajado ante la idea de que ya no conseguiría el primer premio, ofreció una interpretación magistral. “Toqué como nunca había tocado en mi vida”, comentó en Newsweek. Al final, de hecho, ganó el primer premio. Dos años más tarde ganó el Seventeen Magazine and General Motors Concerto Competition y tocó con Riccardo Muti y la Orquesta de Filadelfia como resultado. Fue esto, sin duda, lo que atrajo la atención nacional hacia èl. A los 17 debutó en el Carnegie Hall con la Sinfónica de Saint Louis y para entonces ya estaba encaminado a convertirse en uno de los violinistas más reconocidos de EE. UU.
3. Anne Sofie von Otter
La reputación de la mezzo sueca Anne Sofie von Otter es tal que ha impresionado tanto dentro como fuera del mundo de la ópera. Sus interpretaciones en ópera barroca y clásica son muy elogiadas, una especialidad que explica sus frecuentes colaboraciones con Sir John Eliot Gardiner, así como sus interpretaciones de los maestros nórdicos como Sibelius y Stenhammar. También ha hecho algunas incursiones satisfactorias en rock y jazz. Comenzó estudiando en la Guildhall School of Music and Drama, y el comienzo de su carrera profesional vino avalado por un segundo premio en la categoría de voz en el Concurso Internacional ARD de Múnich. El año siguiente debutó en la Ópera de Basilea, en el papel de Alcina en Orlando Paladino.
2. Emmanuel Pahud
Si es un aspirante a músico procedente de una familia no musical, no tema: en la familia de la superestrella de la flauta Emmanuel Pahud, tampoco se tocaba ningún instrumento. Pero con su extensa discografía en EMI y una agenda de 160 conciertos al año por todo el mundo, parece que no crecer en un entorno musical no tiene por qué ser un obstáculo para convertirte en uno de los mejores intérpretes de tu especialidad. Comenzó con el instrumento tras escuchar a un vecino tocar la flauta en el edificio en el que vivía con su familia, y posteriormente pasó a estudiar al Conservatorio de París. En 1985, a los 15 años, ganó el Concurso Internacional de Bélgica, lo que le llevó a ofrecer un concierto con la Orquesta Nacional del país. En 1988 se llevó el primer premio del Concurso Internacional de Música de Duino, y el segundo premio del Concurso Internacional de Música Scheveningen, lo que le facilitó una gira con la Sinfónica de la Radio de Basilea. Al siguiente año fue en el Concurso Internacional de Flauta de Kobe que se alzó con el primer premio, pero 1992 pareció ser el momento en el que comenzó a ascender hacia el estrellato. Ensayó de forma intensiva durante 10 días con el flautista Aurèle Nicolet, quien le preparó para el Concurso Internacional de Ginebra y para la audición para flautista principal de la Filarmónica de Berlín. Ganó el primero y superó la segunda, lo que le convirtió en el músico más joven de la orquesta.
1. Gido Kremer
En la actualidad, el violinista letón Gidon Kremer es conocido como fundador del conjunto Kremerata Baltica y el magnífico Festival de Música de Cámara Lockenhaus. Pero como joven intérprete en la antigua Unión Soviética, los concursos resultaron ser cruciales en el desarrollo de su carrera. Bajo la tutela del legendario David Oistrakh, se llevó el tercer premio en el Concurso Internacional de Bruselas en 1967, seguido de un segundo premio en el Concurso Internacional de Violín dos años más tarde. Ese mismo año se alzó con el primer premio en el Concurso Paganini en Génova y otro primero en Concurso Tchaikovsky en 1970 sirvió para que su carrera ascendiera definitivamente. Desde entonces, a pesar de los intentos del gobierno soviético de restringir sus viajes, estuvo de gira a lo largo de los setenta en Alemania, Reino Unido, Estados Unidos y Japón.
Fuente: Bachtrack