Si todos hiciéramos un repaso mental de aquellas cosas de las que no podríamos prescindir en nuestro día a día, habría un tanto por ciento elevadísimo de gente que coincidiría en señalar la música como uno de esos intangibles que siempre suma. Las canciones nos acompañan a lo largo de nuestra vida, hasta el punto que, muchas de ellas, acaban formando parte de nuestra propia historia individual y colectiva. Hay quien va más allá y asegura que la música nos hace mejores personas y es un elemento que puede ayudar a hacer un mundo mejor.
¿Puede una canción mejorar el mundo?
El musicólogo y profesor de la UAB, Francesc Cortès, tiene claro que “cualquier música sirve para que nosotros nos podamos identificar, y todas las canciones tienen una significación. La lectura que le damos depende mucho de nuestras circunstancias personales o como colectivo, así como del momento político, social o cultural en el que nos encontramos”. Cortès va más allá y describe que “muchas canciones han contribuido radicalmente a cambiar nuestra manera de pensar” y recuerda que “todos los procesos revolucionarios o sistemas que quieren cambiar tiene una canción o un repertorio que los compaña”. Es la música como elemento cohesionador de la sociedad y que tiene como ejemplo más reciente la interpretación de La Marsellesa en el estadio de Wembley tras los atentados de París.
El periodista musical Pep Blay acaba de publicar el libro Les cançons de la nostra vida (Rosa dels vents) y está convencido de que, en muchas ocasiones, “nuestros pensamientos o palabras no expresan tan bien lo que sentimos como lo hace la música”. Blay reflexiona que, por esa razón, es habitual que “para expresar un sentimiento, como puede ser amor o tristeza, compartamos una canción en las redes sociales o se la dediquemos a alguien”. El escritor coincide con Cortès en que la música es un reflejo del momento y aporta otro apunte histórico: “Todos los momentos álgidos de la música en catalán han coincidido con momentos álgidos del nacionalismo. La Nova Cançó , el rock catalán (Juegos Olímpicos de Barcelona y Convergència) o el auge del pop moderno con grupos como Manel o Amics de les Arts (ERC en la conselleria de cultura) son algunos ejemplos”.
Himnos de vida
A lo largo de nuestra existencia escuchamos miles de canciones. Aún así, es evidente que no todas nos acaban llegando de la misma manera, y mucho menos, formando parte de nuestra vida. ¿Qué hace que una canción pueda acabar integrando la banda sonora de nuestra historia? Según los expertos es imposible hablar de un único condicionante. Para el profesor Francesc Cortès hay cuatro elementos que hay que tener en cuenta: “La capacidad de la canción para ser recordada desde un punto de vista musical, la identificación con la letra, la introducción de alguna gestualidad o coreografía en el tema y, por último, la empatía con un determinado hecho personal”. El musicólogo matiza que la melodía tiene un peso muy importante: “Hay algunos himnos nacionales o de cierros colectivos que tienen un perfil rítmico o melódico muy determinado que es fácil de distinguir y útil para que todo el mundo lo pueda cantar”. El himno del Barça, La Marsellesa o el God Save the Queen serían claros ejemplos.
Hay canciones que tienen la misma capacidad de revivir emociones que un perfume”
Pep Blay también aporta sus propias claves para entender por qué una canción puede acabar formando parte de un himno vital: “Más allá de que el tema nos guste, eso está claro, son canciones que están en sincronía con el marco histórico y social, o que están escritas de tal manera que puedan tener tantas lecturas como personas la escuchen”. El escritor añade otro elemento que para él puede llegar a cobrar un protagonismo inesperado: el azar. “Hay muchísimas canciones que han sido muy importantes para la historia de la música y que se han hecho por casualidad o para completar un disco que ya estaba prácticamente terminado”, explica Blay. Un ejemplo que expone el periodista en su libro Les cançons de la nostra vida es el tema Bon Dia de Els Pets: “Les faltaba una canción para completar el disco que terminaba con el Bona Nit . Así que como durante todo el trabajo había muchas referencias temporales, Lluís Gavaldà propuso empezar con una que dijese “bon dia” sin saber que se acabaría convirtiendo en una de las canciones más importantes para la historia de la música en Catalunya”. Fil de llum de Andreu Rifé, banda sonora de la segunda temporada de Polseres Vermelles es otro ejemplo similar.
Pep Blay asegura que si consultamos a la gente acerca de sus canciones vitales, muchos escogerán temas de su juventud “porque es la música que nos acompaña en la independencia cuando dejamos de ser adolescentes que vivimos con los padres para tener una personalidad propia. Esto hace que las canciones que más escuchábamos durante ese cambio nos terminen para acompañar toda la vida”.
Hay canciones importantes para la historia de la música que se han hecho por casualidad”
La identificación con la letra es, sin duda, uno de los ingredientes más importantes a la hora de vincularnos con una canción. El problema es que, en alguna ocasión, cantamos determinadas canciones, especialmente de otro idioma al nuestro, sin saber muy bien qué están expresando por lo que al traducirlas podemos llevarnos alguna que otra sorpresa. En las canciones más próximas, también podemos acabar descubriendo que esa letra que hemos cantado toda una vida tiene un significado muy distinto al que creíamos. “Si eso sucede, no es que nos desencantemos con la canción, sino que la adoptamos como propia con el sentido que nosotros le habíamos dado siempre con independencia de los que nos diga el autor”, señala Pep Blay. En su libro el escritor pone como uno de los ejemplos más significativos la canción del grupo Sopa de Cabra Si et quedes amb mi : “La gente la adoptó como una canción de amor pero, en realidad, Gerard Quintana compuso este tema como aviso de que emprenderían una gira por España con un disco en español, por lo que pedía a sus seguidores que entendieran que la música está por encima de las fronteras y animaba a la gente a que lo entendiera”.
Música directa al corazón
El dramaturgo francés Alfred de Musset aseguraba que “la música es el lenguaje del corazón”. En los últimos años se está introduciendo otro elemento de análisis en la música como es la capacidad emotiva de las canciones. El profesor Francesc Cortès cree que “la música que funciona es la que es capaz de emocionarnos” y alerta de que “según estudios de neuropsicología moderna aseguran que hay determinadas canciones que tienen la misma capacidad de revivir emociones que un perfume”. El musicólogo describe la música como un lenguaje singular que también tiene ese componente emocional que “permite adoptar canciones para nuestra vida sin necesidad de que nos las repitan constantemente en la radio”.
La música es el lenguaje del corazón”
Está claro que hay canciones que, al escucharlas, nos recuerdan automáticamente hechos tangibles o intangibles que nos han hecho llorar, reír estar tristes o alegres. Por ello el valor final de una canción vital no está en manos de ningún crítico o experto musical, sino en la capacidad que tiene de abrir los cajones de nuestras experiencias y emociones. Y es ahí cuando notamos que en nuestro interior se enciende una llama, se aviva un juego que nos aporta un cosquilleo por el cuerpo que nos hace reconocer que aquella canción formará parte de nuestra vida.
Fuente: La Vanguardia
- Conviértete en un Maestro del Violín: Consejos y Trucos para Mejorar tu Técnica
- Recursos para Inspirarte y Compartir tu Arte
- Aprende Música de la Mano de los Mejores Profesores de Como Tocar Violín
- Descubre tu Instrumento Ideal: Cómo Tocar Violín y Explorar el Mundo de la Música
- Despierta tu Talento Musical: Cursos para Todos los Niveles e Instrumentos en Como Tocar Violín