Características de la improvisación musical

Todos soñamos con expresarnos creativamente. A través del color, de la palabra, de la música, abrimos espacios en nuestro interior cuando experimentamos la creatividad sin estructuras, sin limitaciones, sin requisitos. Todos los seres humanos somos capaces de imaginar y crear nuestra propia música, muy lejos de formalismos y reglas, que en muchos casos no hacen sino trabarnos, y en definitiva alejarnos de la fuente de nuestra propia creatividad, que es nuestra imaginación. La mente imagina por si misma, no se trata de una habilidad reservada a unos pocos genios o personas con capacidades extraordinarias. No hay nada que pueda impedirnos disfrutar de la inmensa alegría de crear nuestra propia música, más que nuestros miedos e ideas preconcebidas. Porque crear música:

  • Es la experiencia musical más genuina y auténtica que no debería faltar a nadie que aprenda o se dedique profesionalmente a la música. Si no tocamos la música que fluye de nuestro interior algo va a faltar siempre en nuestra conexión afectiva con la música que no nos podrá compensar grandes dosis de técnica o teoría. Hay que recuperar el papel que debe tener la imaginación en el disfrute y aprendizaje musical.
  • Tocar música bella no tiene nada que ver con el dominio de técnicas ni estructuras musicales sino con la conexión afectiva con la que interpretamos.

La improvisación musical libre, sea individual o colectiva, se realiza como un acto espontáneo que a veces se centra en una simple consigna que activa la acción musical y permite a la imaginación fluir enlazando nuevas ideas que van surgiendo desde el flujo de la propia acción. En la improvisación libre no existe el error, ni la nota “fea” o equivocada porque todo se integra en un movimiento exploratorio que en si mismo crea su propia belleza y orden. Esta cuestión es esencial para desinhibir y desbloquear la creatividad, que especialmente en el músico clásico puede haber estado bloqueada desde edades muy tempranas, generando ingentes cantidades de frustración y sufrimiento.

Cuando se comienza una improvisación libre lo esencial no es el acomodarse a algo externo sino el libre fluir del movimiento creativo interno.

Por eso la improvisación libre aporta al músico:

-Libertad interior y liberación de inhibiciones e inseguridades expresivas.

-Gran remedio para el pánico escénico.

-Mayor expresividad.

-Mayor conexión con la música y con los oyentes.

-Grandes recursos educativos a todos los niveles.

-Relajación y tonicidad a nivel psicofísico, lo que repercute en la técnica instrumental.

La música es un lenguaje demasiado inmenso y poderoso para reducirlo a un conjunto de reglas sobre “notas correctas” y “notas falsas” y la vida es demasiado corta para invertirla solamente tocando lo que otros tuvieron el placer de crear.

Para que la música ofrezca a los seres humanos el amplio espectro de su poder transformador, debemos descubrirla en las profundidades de nuestro ser y florecer con ella individual y colectivamente.

Fuente: Música con Corazón

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