La retransmisión o reproducción en tiempo real, mayormente conocida bajo el término anglosajón streaming consiste en la difusión masiva o focalizada de contenido digital y multimedia implementando una red computarizada.
La música en streaming también se ha denominado descarga continua debido a que el usuario del producto final, bien sea música o video, consume el producto a la vez que lo descarga.
En consecuencia, la música en streaming no es otra cosa que la difusión y reproducción, generalmente masiva, de contenido digital del tipo sonoro. En la actualidad existen numerosas compañías que compiten entre sí para la
prestación de este servicio.
Funcionamiento de la música en Streaming
El streaming funciona en contraposición al habitual método de descarga, según el cual, el usuario para poder disfrutar un video o canción debe, con
anterioridad, haberlos descargado por completo. Por ello, para su
funcionamiento, el streaming se apoya en un búfer de datos.
Dicho búfer no es otra cosa que un almacén en el cual se van descargando, en
vivo y en directo, los datos del video o canción a la par que se van reproduciendo en la interfaz del usuario.
Para su correcto funcionamiento, los usuarios de internet que desean disfrutar de algún tipo de servicio de streaming, deben disponer de un ancho de banda al menos equivalente a la tasa de transmisión del servicio.
Componentes del streaming
Una vez comprendido el funcionamiento básico de la música en streaming tan solo falta explicar cuáles son los componentes que intervienen en el proceso y qué papel juegan en el mismo.
Todo proceso de streaming implica códecs, contenedores de secuencia de bits (FLV, AVI, ASF, etc), protocolos de transporte y protocolos de control.
En primer lugar, los códecs consisten en funciones algorítmicas imprescindibles para comprimir cualquier tipo de archivo. Tal compresión o
codificación, cuando se trata de música, consiste en el tipo de archivo de audio, el cual se expresa en la extensión de los archivos como: MP3, AAC o VORBIS.
Los códecs emitidos desde la fuente principal, son recibidos y ensamblados en una secuencia de bits, lo cual es, precisamente, un contenedor de datos que posibilita su organización y decodificación. Tales secuencias de datos son
diversas, tales como: AVI, ASF, WebM, ISMA y FLV.
Sin embargo, tales componentes no servirían de mucho sin los diversos
protocolos. Para que una retransmisión sea efectiva, deben poseer y ejecutar
protocolos de transmisión y de control, entre los cuales se destacan dos:
MMS, RTP y RTSP.
Tipos y ejemplos de streaming
El streaming es la retransmisión en directo de archivos, bien sean visuales,
sonoros o una mezcla de ambos. Este puede distinguirse entre streaming
audiovisual y streaming sonoro o música en streaming. La diferencia es simple, mientras el primero está orientado a la difusión de videos, generalmente series y películas (pero también conferencias, charlas,
clases, tutoriales, etc.) el segundo se limita a la redifusión de material sonoro,
especialmente discos y sencillos musicales.
En cuanto al primero, probablemente el más famoso de la actualidad no sea
otro que Netflix, acompañado de una pujante competencia que muy poco tiene que envidiarle a la plataforma, tales como HBO, Hulu, Amazon Prime Video, y otras plataformas que se han extendido tales como Disney+.
Por su parte, plataformas como Spotify y Deezer, son las más conocidas en el
ámbito musical. Dichas firmas se dedican a la redistribución de música de un
modo totalmente legal, respetando los derechos de autor mediante acuerdos con las productoras musicales y las empresas discográficas.
Si algo podemos mencionar para cerrar este artículo, es que la música en
streaming cobra cada vez mayor espacio e importancia entre los usuarios de
internet, por lo cual no es errado afirmar que estamos presenciando una
transformación irreversible en los medios tradicionales tales como la radio y la televisión.
Fuente: Latin MWG