Cuando hablamos de tocar a tempo, nos referimos al tempo como una sensación física con la que conectamos durante la interpretación, una sensación de peso, de relajación, un lugar en el que establecemos una conexión con el resto de los músicos. Por este motivo es el punto de partida de todo nuestro camino y el centro principal desde donde podremos construir nuestras frases.
A menudo esta sensación se ve alterada por emociones como la ansiedad, que nos apartan de este centro natural y nos desplazan hacia adelante, creando una anticipación involuntaria que provoca una sensación molesta para el oyente. Por supuesto en la mayoría de los casos no es notorio para nosotros mismos.Esta ansiedad está ocasionada generalmente por una sensación de inseguridad que puede tener muchos orígenes: buscar velocidades que superan nuestro nivel de técnica, trabajar con escalas o diferentes elementos melódicos que aún no controlamos o algunos otros motivos de índole personal.
Aparece aquí un primer análisis negativo “no tengo ritmo”, un prejuicio que también nos puede invadir con respecto al reconocimiento de las notas “no tengo oído”.
Lo cierto es que puede haber músicos con mayor facilidad hacia algunas características, pero todo se puede trabajar y desbloquear.
El tempo es algo que llevamos dentro de una forma natural, el ritmo de nuestros pasos al caminar o el latido de nuestro corazón, son elementos que ya están a tempo en nosotros mismos, el trabajo es entrar en concordancia con ellos para exteriorizarlo en la música. Es decir que se trata más de no hacer o de dejarse llevar que de intentar intervenir.
Cuando realmente conectamos con el tempo comenzamos a disfrutar de la música de una forma que no habíamos experimentado antes y la improvisación fluye de una manera espontánea, más allá de la complejidad de las notas o escalas.
Es determinante entender que el tempo es una sensación física, algo que sentimos en el cuerpo, cuanto más pensemos en ello será peor. Tengamos en cuenta esto en nuestros ejercicios.
Ejercicio: Tocar a tempo, autoevaluación
Plantearemos un primer ejercicio para evaluar nuestra capacidad de “tocar a tempo” antes de entrar en complejidades rítmicas.
– Pon el metrónomo a una velocidad que encuentres cómoda (entre 80 y 100).
– Toca una misma nota repetidamente coincidiendo con el metrónomo, lo que serían negras y graba ambos sonidos. Es importante hacer esto sin pensar demasiado, ni esforzándote en ningún aspecto. Hazlo durante un minuto o más hasta que tengas la sensación de concordancia entre ambos sonidos. Deberías escuchar un solo sonido, ya que ambos se solapan.
– Escucha la grabación y compara la sensación que tenías al tocar con la que tienes ahora. ¿Hay diferencia?
Si el resultado es el esperado ya podemos seguir adelante en este capítulo, si no estás del todo seguro o notas pocas o muchas desconexiones haremos algunos ejercicios para trabajar sobre esto.
Hoy los programas de grabación nos permiten ver las ondas sonoras, donde notaremos claramente el ataque de cada nota. Si has grabado cada sonido en un canal diferente podrás comprobar si el momento en el que atacan el metrónomo y tu instrumento coinciden siempre, alguna vez o nunca. Si te has anticipado, retrasado, etc.
Ejercicio Dos mundos
– Repite el ejercicio anterior marcando el tempo con el pie.
Puedes agregar primero el pié durante unos compases y luego tocar. Ahora observa que sucede con los tres sonidos juntos. ¿Cuáles coinciden?
El recurso de marcar el tempo con el pié puede ser positivo o negativo.
Si te ayuda a conectar físicamente con el tempo, luego solo queda “hacer música”.
Si en realidad desconectas del metrónomo y creas un nuevo tempo con el pié, estarás creando un universo rítmico ajeno al exterior, donde solo podrás tocar tú.
No hay conexión con los músicos y mucho menos con el público.
Ejercicio Conectarse
Haremos un ejercicio que nos ayudará a trabajar sobre las dificultades rítmicas hasta resolverlas definitivamente.
– Repetiremos el ejercicio de Autoevaluación (sin el pié) durante algunos compases, siempre es aconsejable comenzar a trabajar sobre 4 compases o sus múltiplos, ya que es la estructura en la que se basan la mayoría de las partes de las canciones sobre las que luego improvisaremos.
– Una vez que hayamos encontrado el tempo retrasaremos lo mínimo posible cada nota. No es necesario pensar en figuras musicales, simplemente esperaremos el click y tocaremos esa nota “un poquito” después. Esa nota será como una respuesta inmediata al click o beat.
– Luego de unos compases haremos lo mismo pero adelantándonos lo mínimo posible, ahora la nota será una pregunta y el beat la respuesta.
– Luego de algunos compases volveremos al tempo.
– Continúa alternando entre las tres opciones.
Este ejercicio de adelantar y retrasar el beat nos conectará definitivamente con el tempo, dándonos la sensación de que el espacio entre un click y otro cada vez es mayor, independientemente de la velocidad, y dentro de ese espacio encontraremos más sitios donde colocar las notas. Como dijimos antes más que controlar el tempo comenzaremos a sentir que caminamos con él.
Podrás seguir practicando este ejercicio durante mucho tiempo a través de tu evolución, aumentando gradualmente la complejidad: trabajar a mayor velocidad, tocar frases más sofisticadas melódica o rítmicamente hablando.
Fuente: Clases Guitarra