El ritmo

El ritmo.

Hoy nos toca definir otro de los tres principales elementos de la música, el ritmo. En música, el ritmo es totalmente crucial. Podríamos decir que es su fuerza dinámica y organizativa. Es lo que da a la música sensación de movimiento, y en muchas ocasiones, define el carácter de la pieza.

Algunos definen este elemento musical como a la frecuencia de repetición y alternancia entre elementos fuertes y débiles. Esto es lo que nos da la capacidad de poder dar forma a una composición musical.

Al igual que vimos en la armonía y en la melodía, el ritmo tiene dentro de sí algunos conceptos que merecen ser revisados. En primer lugar, la unidad básica para medir el tiempo es el pulso. Este es un elemento constante que divide el tiempo en pulsaciones de igual duración, aunque durante la composición se pueden dar variaciones de tempo a través de recursos como el ritardando, el accelerando, o rubato.

De estos pulsos, hay algunos que reciben un destaque especial. Estos dan la sensación de estar recibiendo un apoyo o descarga de energía en ellos. Cuando esto ocurre decimos que el pulso ha recibido un acento. Estos acentos contribuyen a la articulación de la frase musical y además generan consigo la posibilidad de agrupar los pulsos en lo que conoces como compás. Los pulsos que de forma natural están acentuados en un compás son llamados de tiempos fuertes, mientras que los que no lo están son tiempos débiles. Dependiendo del número de tiempos que tenga el compás, será binario, ternario, o cuaternario. A su vez, atendiendo a la subdivisión de cada tiempo, el compás puede ser simple (subdivisión binaria, cada tiempo consta de dos partes) o compuesto (subdivisión ternaria, cada tiempo consta de tres partes).

En la música occidental, el compás empleado en cada composición musical es indicado al principio del pentagrama en forma de fracción, siendo el denominador la figura musical básica que define las fracciones del compás (2=blanca, 4=negra, 8=corchea…), y el numerador el número de fracciones que posee.