A veces no es necesario tomar pastillas, jarabes, ni cualquier otro tipo de medicamento para sentirse mejor, y es que algo tan común y asequible como la música puede ayudar a tratar enfermedades tan complejas como por ejemplo el alzheimer. Este fue el caso de Consuelo, una mujer en estado avanzado de enfermedad que logró conectar con su identidad gracias a la música, y fue concretamente el sonido de unas castañuelas lo que la ayudó a recordar. Y es que el arte musical tiene tales efectos positivos en nuestro organismo que ya existe toda una disciplina que emplea la música y sus elementos (ritmo, melodía, armonía) con fines terapéuticos: la denominada musicoterapia.
La terapia musical es capaz de mejorar dolencias tan delicadas como el alzheimer, pero también resulta muy útil para abordar problemas más cotidianos: estrés, insomnio, ansiedad o depresión, entre otros. “Existen falsas creencias de que la musicoterapia sólo es para gente enferma, niños con discapacidad o abuelos institucionalizados -explica la musicoterapeuta Cecilia Barrios– pero esta afirmación está lejos de la realidad: absolutamente todos tenemos algo que limpiar o sanar”.
En el blog hablaremos hoy de los efectos positivos de la música ya que, desde 1985, se celebra cada 21 de junio en Europa el Día de la Música, una jornada para promocionar este arte que va más allá de tocar un instrumento: “La música te lleva al pasado, a estar en el presente o te transporta al futuro. Te pone en movimiento o en calma y te hace llorar, reír, sentir miedo, detectar el peligro, conectar con tu rabia o amar”, dice la musicoterapeuta Cecilia Barrios.
La musicoterapia es válida tanto para los más pequeños como para lo que no lo son tanto, por lo que cualquier periodo vital puede ser bueno animarse. Además, no es necesario tener habilidades musicales, tal y como comenta Barrios: “La habilidad y el talento los debe de tener el musicoterapeuta para extraer y promover el propio ser musical de las personas que llegan a su consulta, con las variedades propias de cada individuo, edad y situación particular”.
- Ayuda a dormir: escuchar música de baja frecuencia relaja el organismo y favorece el sueño.
- Reduce el dolor: liberamos endorfinas que actúan como analgésicos naturales.
- Aumenta el rendimiento: actúa como estimulante y acrecienta la productividad.
- Buena para el corazón: la música suave reduce la frecuencia cardíaca y la presión arterial.
- Mejora la memoria: favorece la liberación de dopamina, una hormona que cumple funciones de neurotransmisor en el sistema nervioso central y que está relacionado con la motivación, el aprendizaje y la memoria.
En definitiva, escuchar música es una fuente de beneficios a la que, si además le sumamos el baile, el coctel molotov es explosivo. Teniendo esto en cuenta, ¿qué te parecería aprender a tocar un instrumento en el futuro, como por ejemplo durante la jubilación? Es una buena manera de beneficiarse de todas las cualidades que aporta el arte musical.
Fuente: Tu Proyecto de Vida