La música viene ligada íntimamente al ritmo y la entonación. En la infancia cualquier estímulo musical beneficia a muchos aspectos del desarrollo del niño. Por eso, suele resulta muy interesante proponer juegos y ejercicios a los niños para trabajar tanto el ritmo como la entonación desde que son pequeños.
Las canciones infantiles son imprescindibles para poder llevarlo a cabo. No podemos olvidar, que la música está directamente relacionada con la adquisición del ritmo, además de que esta contribuye positivamente en los niños tanto a nivel cognitivo como emocional.
Cómo practicar el ritmo y la entonación del niño a través de la música
En esta ocasión, nos centramos en dos aspectos importantes: la entonación y el ritmo. Veamos cómo podríamos definir cada una de estas cualidades.
– La entonación
El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española la define como ‘el movimiento melódico con el que se pronuncian los enunciados, el cual implica variaciones en el tono, la duración, la intensidad del sonido, y refleja un significado determinado, una intención o una emoción’. Como se puede ver, la entonación está relacionada con la música, pero dentro de su concepto también podemos hablar de nuestro lenguaje e, incluso, de la poesía.
Desde que nacen, los bebés ya perciben la entonación de nuestras palabras y, de hecho, según vayan creciendo irán aprendiendo a dotar de significado los distintos tonos de voz con los que les hablamos. Lo mismo ocurre con las canciones que escuchan.
– El ritmo
Por otro lado, entendemos por ritmo a la ‘proporción guardada entre los acentos, pausas y repeticiones de diversa duración en una composición musical’.
Desde que son muy pequeños, los niños pueden ir aprendiendo a llevar el ritmo. Desde los juegos de palmas hasta los gestos o movimientos que hacemos en las canciones infantiles, les van formando en este sentido.
Los beneficios de trabajar el ritmo y la entonación con tus hijos
Tal y como señala el estudio ‘La educación musical en la escuela y el espacio Europeo de educación superior’ (publicado por Maravillas Díaz Gómez en la Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado de la Universidad de Zaragoza, España), la educación musical tiene un papel imprescindible en el desarrollo y crecimiento de los niños. Y es que, tal y como han estudiado distintos pedagogos, incluso la mismísima María Montessori, no podemos limitar a los niños a recibir una formación intelectual.
Si así fuera, los distintos hábitos como el emocional, sensorial o afectivo, quedarían muy mermados (y obsoletos). De ahí que cada vez sean más los colegios, o los padres, que invierten tiempo y recursos en que sus hijos e hijas aprendan música. ¡Y esto es una suerte!
Los principales beneficios de trabajar desde que los niños son pequeños el ritmo y la entonación musical son:
- Aumenta su capacidad cognitiva al anticiparse a un movimiento o una acción musical
- Desarrolla la memoria visual y auditiva
- Fortalece la capacidad psicomotriz
- Aumenta las capacidades lingüísticas
Para contribuir a este proceso, los padres ayudaremos a nuestros hijos con ejercicios muy sencillos a través de canciones infantiles. Es una forma muy divertida de trabajar el ritmo y la entonación con los niños.
Juegos y ejercicios de entonación y ritmo para los niños
¡Vamos a jugar con la música! Los ejercicios que a continuación te proponemos son muy útiles y a la vez divertidos. No dudes en adaptarlos a la edad, conocimientos y habilidades de tus hijos.
1. Una historia convertida en música
En toda canción infantil o cuento infantil que se precie, el protagonista suele ser un animal, un personaje característico o nos cuenta una historia cotidiana y familiar en la que el niño pueda sentirse identificado e imaginar un mundo hecho a su medida. ¡Transformemos esta historia en música!
Para ello te proponemos que convirtáis a vuestro personaje protagonista en un movimiento, en un ritmo o en una melodía. Cada vez que aparezca dentro del cuento o de la canción, debemos reproducir ese atributo que le hemos dado. Deberemos ir acompasando la letra, la melodía y la historia… Podremos cantar la melodía o leer trozos del relato más rápido y otros más despacio, de forma que los niños practiquen los distintos ritmos y entonaciones.
2. Simón dice
El juego de ‘Simón dice’ es un clásico con el que todos los niños disfrutan. Podemos jugar en sus distintas versiones: con gestos, palabras, repeticiones de colores… Pero también lo podemos convertir en un juego musical para trabajar la entonación y el ritmo. Para ello, podemos valernos de un piano (o cualquier otro instrumento musical) o de nuestra propia voz.
Empezamos tocando (o cantando) una nota, que los niños tienen que repetir cantando. A continuación, tocamos esta nota y otra más, y los niños tienen que volver a cantar estas dos notas. Ahora, sumamos una nota (o un par si queremos subir la dificultad) y los niños tienen que repetirlo todo. Para trabajar el ritmo, podremos introducir diferentes duraciones.
3. La escalera que sube y baja
En un folio dibujamos una escalera y con un pequeño muñeco de nuestro hijo (o nuestros dedos convertidos en un hombre/mujer), subiremos y bajaremos por esta escalera, ¡cantando! Cuando vamos hacia arriba, cantamos una escala ascendente, es decir, de la nota más grave a la más aguda. Y cuando bajamos los escalones, al revés. Para trabajar el ritmo, a veces podemos subir muy rápido los peldaños y otras veces ir muy despacito o, incluso, subirlos de dos en dos.
Si los niños son más mayores, en lugar de una escalera podemos dibujar imágenes más abstractas (una espiral, rayas ondulantes, una línea entrecortada de distintos tamaños…) para comprobar qué les inspira ‘entonar’ dicha imagen.
4. La clave de sol es un caracol
Este es un ejercicio tan sencillo como cantarle una melodía a nuestros hijos y pedirles que la repitan con el ritmo y la entonación (incluso las subidas y bajadas de volumen) con la que se la hemos cantado. Para que esta actividad sea más divertida y completa, podemos proponer distintas coreografías a las canciones o gestos que representen a los personajes de los que hablen las melodías.
Por ejemplo, ¿conocéis la canción de la clave de sol, en la que es un caracol? Este es un ejercicio muy divertido con el que los niños pueden trabajar la entonación y el ritmo desde los dos años.
Estos ejercicios se convierten en una aventura musical para los niños. Y es que ellos, además interviene la imaginación. Cantan, bailan y aprenden jugando, con la música como protagonista. ¡Les encantarán!
Fuente: Guía Infantil