Algunos de los mejores violinistas de la historia

 Es reverenciado como uno de los prototipos de habilidoso con el violín y uno de los colosales representantes de la corriente instrumental del Romanticismo. Aportó con sus contribuciones al perfeccionamiento de la «técnica moderna del violín». Los 24 caprichos para violín son una de sus obras más distinguidas y han servido de musa a numerosos músicos. Conocido con el sobrenombre de «El violinista del Diablo» son muchos los violinistas que han intentando interpretar sus trabajos y no lo han conseguido alcanzar. Niccolò Paganini llamaba a su violín » il mio Cannone Violino (Mi cañon violín)» por el poderío de sus sonidos, un Guarneri del Gesù ni más ni menos para el mejor violinista de la historia.

Esta leyenda del violín, con su talante y destreza es el ejemplo a día de hoy para los violinistas modernos.

Tocaba con una técnica intachable y fusionada a su perfección tonal, hace que incontables violinistas sigan clasificándolo como un violinista de habilidades quiméricas. No obstante, era frecuente que esta pericia próxima a la perfección y su comportamiento conservador en las actuaciones arrebataran algunos ataques que lo acusaban de ser excesivamente mecánico y apático.

Sinfonías rápidas y un endiosado manejo del arco se plasmaban para establecer un sonido muy ilustre que concebía que la pericia de Heifetz fuera sencillamente identificable para sus admiradores.

Es calificado como uno de los más magnánimos violinistas de la historia, así como uno de los más queridos.

Era reverenciado por la extraordinaria divinidad de su timbrazo, de peculiaridades sublimes, así como por su agudo y preciso vibrato, su uso del portamento, la distinción y sencillez de su legato y su bien parecida articulación, peculiaridades todas que otorgaban a su habilidad un sello distintivo propio.

Lo mismo que todos los magnos músicos del pasado y a discrepancia de lo que ocurre hoy en día, su talante de tocar era exclusivísimo e identificable desde la inaugural nota.

Lord Menuhin of Stoke d’ Abernon como también era conocido este violinista calificado como uno de los más mejores del siglo XX.

Enérgico defensor de causas humanitarias de mayor, la comprensión musical de Menuhin se reveló incluso antes de haber tocado un violín o haber tomado ningún arquetipo de educación musical.

Algunos expertos insinúan que ya estaba capacitado desde su nacimiento para la música, por como se comportaba frente a esta resonancia en específico y sus fulminantes adelantos con el violín a tan temprana edad.

David, hostigado por su madre, se inició en el violín y viola con el profesor Piotr Stoljarski.

Al opuesto de lo que frecuentemente se supone, Óistraj no ostentó de niño unas aptitudes maravillosas que destaparan la condición destacada que obtuvo a lograr con el violín. Realmente se inició tocando la viola en la orquesta del Conservatorio. Dos meses más tarde ascendió de grado a solista y se estreno tocando el Concierto en La menor de Johan Sebastian Bach.

Definitivamente dejó marca en el panorama internacional obtuvo el premio más significativo en el Concurso Reina Isabel en Bruselas en 1937. En ese instante la reputación de Óistraj se consolidó, exceptuando que la Unión Soviética era fuertemente aprensiva de su gente y rechazaba dejarlo ir.

Con vuestro permiso, mi opinión es que estamos posiblemente delante del mejor violinista español de la historia.

Su formación musical y el ánimo de superación lo favorecieron dinámico y trabajador hasta su fallecimiento. Según las sátiras y diarios de la época, su ímpetu estaba más en la perspicacia de interpretación que en la pasión impulsiva, congregando acometidas, exaltación, maleabilidad y una habilidad nativa para el violín. Su práctica de la mano izquierda fue también célebre, asimismo la velocidad de ejecución. Arrebataba el más divino eco que pueda aguardar un violín sin expresar formidable esfuerzo.

Como compositor es una leyenda, dado que hoy en día sus obras permanecen a disposición de todos los que las quieran.

Fuente: Violines